jueves, 16 de agosto de 2012

Cuento “Recordando: La Playa”



“A veces el tiempo y la vida pueden ser muy crueles”, repetía una y otra vez la joven. Estaba muy oscuro, no se podía divisar nada claro, lo único que ella sabía, era que estaba lejos  de él, y que tal vez, nunca más lo volvería a ver.
Luego miraba las estrellas, pensando que le podrían dar alegría para volver a sonreír, cansada de tanto mirar el cielo oscuro, volvió a su cuarto, y con los ojos llorosos, intentó dormir. Se venía una larga semana.
Aquella joven de tan solo 16 años, sufría mucho, era un poco tímida, alta, pelo oscuro y una piel muy blanca, sus labios eran rojos, mientras que sus ojos eran algo extraños.
Su nombre era Mikaela Granth, le decían Miki y lo que más anhelaba era tener aquel joven de nuevo a su lado. Recordó todos esos momentos buenos junto a Alex, desde los 12 años cuando recién se conocieron, aquellas cosas que hacían como amigos, juegos inocentes de los que disfrutaron mucho, que ahora quedarán en la memoria de cada uno de ellos; y aquel hermoso recuerdo en la playa, cuando descubrieron que se amaban, estoy segurísima que eso nunca lo olvidarán, o cuando estudiaban juntos para las pruebas del colegio.
No imaginaron en ningún momento que a la madre de Alex la trasladarían de ciudad en su trabajo, deberían dirigirse a Engrach, tan lejos quedaría de Miki y en un inesperado momento, que el dolor no los soportaban.
Mañana sería el último día que Miki y Alex estarían juntos. En el colegio donde se conocieron, tendrían que despedirse, confiando que el destino los volvería a juntar de nuevo. Prometieron amarse y estar juntos hasta la muerte;
-Te lo advertí - Le dijo Alex a Miki con mucha ternura – ¿Lo recuerdas? fue esa tarde en la playa, cuando te dije No Te Enamores, creo que no pudiste hacerme caso.
- Créeme que lo intente – Decía Miki abrazando muy fuerte a Alex.
- Debes estar tranquila, te llamaré en cuanto llegué a Engrach, te prometo que nos volveremos a ver…
- Alex, ¡Te extrañaré!
Fue una despedida muy rápida y dolorosa, los ojos de ambos brillaban, por lo menos Alex tenía esperanzas. Miki lloraba.
El joven se fue caminando lentamente, fue a buscar a su madre y le dijo lo mucho que la quería. La madre tenía una grave enfermedad, era un secreto, ya que tenía miedo a perder su trabajo, esa era la única razón por la cual Alex se iba con ella sabía que tenía que cuidarla mucho. Cuando llegaron a Engrach, Alex tenía un poco de miedo, no quería enfrentarse a nuevos compañeros, otro colegio, una vida completamente distinta mientras que en Divia, Miki se encontraba con una gran depresión, no tenía amigos, y como Alex se fue, quedó sola, no tenía hermanas, su madre y su padre no eran un gran apoyo para ella, sus notas comenzaron a bajar, cada día se le quitaban las ganas de vivir. A pesar de que Alex la llamaba a menudo, y le decía que estuviera bien, Miki seguía mal, porque no todas las personas logran darse ánimo estando sola.
Los meses pasaban lentamente, pero como Miki tenía un corazón muy débil, una tarde se encerró en el baño del colegio, tomó un cuchillo (el cual había sacado del comedor) y rápidamente comenzó a cortarse; las muñecas, los brazos, su estómago, ella quería terminar con su vida, decía que sus padres no la apoyaban, y en realidad ni sus demás familiares se preocupaban por ella, como tenía 16 años, pensaban que ya no necesitaba ayuda, pero estaban muy equivocados. En ese momento entró una chica, se llamaba Yui, al ver a Miki así, le gritó, y la detuvo:
- Oh, pero ¡Que haces! – Le dijo muy asustada
- Que haces tu acá, se supone que todos los alumnos, ya se fueron a esta hora.
- Eso no importa, ven conmigo, yo te ayudaré.
Mikaela comenzó a llorar desesperadamente, también arrepentida de lo que había hecho, le daba las gracias una y otra vez a Yui por haber llegado a tiempo. Aquella tarde fue muy extraña, dolorosa, pero lo más importante fue que Yui comenzó a acercarse a Miki, así la podrá aconsejar y ayudar.
Así comenzaron a hablar Miki y Yui, se dieron cuenta que tenían muchas cosas en común. Yui era una joven muy risueña, con buenos sentimientos, alta, pelirroja, sus ojos eran color miel, escuchaba la misma música que Mikaela.
Pasó un año desde que Alex se fue, ahora Miki era una joven feliz, agradecida por todo, había cambiado mucho y todo gracias a Yui, y también a Matt que era el mejor amigo de Yui. Mikaela, animada porque comenzaba el verano, decidió viajar a Engrach, a pesar de que hace 1 mes que no sabía nada de Alex, se despidió rápidamente de Yui y Matt, y fue donde la persona que mas deseaba ver. Fue un largo viaje, cuando llegó no se ubicaba mucho en aquella ciudad, pero igual llegó a la casa de Alex. El joven muy extrañado le abrió la puerta, ya que ni si quiera le había avisado, al verse, se abrazaron fuertemente y se sintieron felices, estaban juntos de nuevo.
Lamentablemente la madre de Alex había muerto por la enfermedad hace unas semanas, estuvieron 6 días en Engrach y regresaron juntos a Divia, alegres, Miki podía darle ánimo a Alex, ahora era otra persona, incluso era mas madura, su personalidad cambio y las cosas con su familia se estaban arreglando poco a poco, mientras viajaban tuvieron una hermosa conversación:
- Espero que te guste – El joven fue y le entregó un libro
- Muchas gracias Alex, pero ¿que es? – Decía Miki con curiosidad
- Este libro lo escribí yo, todo lo que dice, lo escribía pensando en ti, recordando todos esos momentos que vivimos juntos, las pequeñas cosas que nunca olvidaré y que me hacían feliz.
Miki sentía tanta emoción que no dijo nada, simplemente lo volvió a abrazar. Ambos comenzaron a mirar por la ventana, ya que están en Divia, se dieron cuenta que iban pasando por la playa, donde vivieron ese momento inolvidable, decidieron bajarse y caminaron un largo rato por la costa. Vivieron otra tarde hermosa.
Pasaron tres años en Divia, Yui con Matt decidieron casarse, pero una gran enfermedad atacaba al país, muchas personas morían, lamentablemente Miki enfermó, estuvo varios días en la clínica, los mejores doctores intentaron sanarla, pero había llegado su hora, ella se debía marchar. Un día miércoles, a las 23:30 horas, Alex y sus amigos deciden ir a visitarla, para pasar la noche en la clínica, cuando llegan, Miki les da las gracias, por toda la felicidad que le dieron,  y a Alex por todo el amor que le brindó, todos lloraban, pero Miki podía mostrar una sonrisa, demostrando que era feliz, sabiendo que el tiempo y la vida pueden ser muy crueles, Pero el amor y la amistad reparan todo el dolor del corazón. Alex le dio un fuerte abrazo y un beso en la frente como despedida. Yui y Matt también la abrazaron. Las lágrimas ya habían caído. Mikaela Granth cerró sus ojos y su vida terminó. Porque todo terminará, incluso la ciencia tendrá su fin, pero el Amor verdadero, nunca se acaba. A pesar de todo Alex quedó conforme, porque ambos cumplieron su promesa. Se amaron y estuvieron juntos, hasta la muerte.

1 comentario:

  1. Con este cuento logré alcanzar el primer lugar en un concurso, que se realizó en Diciembre de 2010, llamado "Mujeres por el arte". Realmente me sentí muy feliz esa vez (:

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